Su dulce voz

Atiende, SEÑOR, a mis palabras; toma en cuenta mis gemidos.
Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío, porque a ti elevo mi plegaria.
Por la mañana, SEÑOR, escuchas mi clamor,
por la mañana te presento mis ruegos,
y quedo a la espera de tu respuesta.
Salmo 5:1-3
Debo confesarlo... casi nunca madrugo. Me gusta quedarme despierta hasta tarde y luego dormir hasta tarde... o al menos hasta tan tarde como sea posible. Sin embargo, ¿la vida ha interferido en esta pequeña preferencia! Los niños no dejan que las mamás durmamos hasta tarde... ¡Y supongo que es mejor que nos levantemos y vayamos a trabajar!

Solo quería dejar eso en claro para que entendieras lo insólito que ha sido para mí levantarme temprano este año que pasó y pasar tiempo con mi Dios. Antes, hablaba con Dios a lo largo del día o la noche... pero este año, he sido madrugadora. Y me encantó. Ahora es un hábito tan arraigado que no puedo imaginar comenzar el día sin una charla habitual con Dios. Incluso me molesta un poco si algo o alguien intenta invadir ese momento... mientras que antes, las distracciones, si no justo bienvenidas, ¡en verdad era fáciles de llevar!

Quiero alentarte mientras comienzas a pasar estos momentos con Dios. Lo importante es que pases tiempo cada día con el Señor. No te apures a terminar estos momentos... no se trata de marcar tarjeta ni de realizar solo realizar tu tarea cristiana. Se trata de desarrollar una relación con tu amoroso Creador. Él no puede forzar una relación contigo y nunca lo hará. Solo anhela que por voluntad propia lo ames y decidas pasar tiempo con Él.

Si voy a tener una relación excelente con mi esposo, tendré que pasar tiempo a su lado... no un tiempo entregado de mala gana, sino tiempo entregado con libertad y amor... tiempo para hablar con él y también (sino más), para escucharlo. (De acuerdo, ¡esa es la parte ifícil!).

Se parece a lo que David gritó en el Salmo: "Atiente, SEÑOR, a mis palabras [...] Por la mañana [...] escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta". Tu Padre celestial anhela profundizar su relación contigo. Está esperando que vengas a hablar con Él; que le cuentes cuáles son tus temores... tus sueños... tus pensamientos... tus deseos. De todos modos, los conoce, ¡solo quiere escucharlos de ti!

Paso Diario
Cuéntale a Dios el mayor de tus temores
y el mayor de tus sueños

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